“El espacio vacío hierve de actividad.”
Las implicaciones metafísicas de un mar de fondo de energía son que el intercambio de energía es la verdadera moneda de cambio universal y que puesto que estamos conectados a ese campo, podemos extraer información de ese vastísimo depósito de datos.
Tradicionalmente a ese campo se le ha llamado Éter, que es el quinto elemento según Aristóteles, el dador de vida de los otros cuatro (tierra, agua, fuego y aire) y el que los contiene. Éter también se relaciona con Prana según la filosofía Vedanta, y también se le conoce como Akasha.
En realidad tiene más nombres según de qué cultura o la filosofía se trate, pero lo irónico es que todas ellas tienen un nombre para lo que todavía no entendemos muy bien a nivel científico: un campo que nos contiene, del que somos parte, que nos respira y que nos da la vida.
Akasha es una palabra sánscrita pero no hay en el idioma sagrado indio algo que signifique Registro Akáshico. Se atribuye la creación del término a la escritora británica, Annie Besant (“The ancient wisdom”, 1898). En definitiva, habrá que nombrarlo de alguna manera para saber a qué nos referimos.
Así que las denominaciones Libro de la Vida, Libro del Alma, Luz Astral, Memoria del Universo, Anales Akáshicos, Libro del Tiempo, Memoria de la Mente Universal, La Eterna Tabla, Libro del Conocimiento y un larguísimo etcétera, hacen referencia a lo mismo: los Registros Akáshicos.

“La Luz Astral mantiene un inalterado registro de todo lo que fue, es e incluso será. Los más insignificantes actos de nuestra vida están impresos en ella e incluso nuestros más escondidos pensamientos quedan fotografiados en sus tabletas eternas.” H.P. Blavatsky “La Isis desvelada”, 1877
Ciencia y Espiritualidad se dan la mano aquí al asumir la posibilidad de que exista un campo de información donde todo esté contenido, desde los inicios de nuestro universo hasta la historia de todos los infinitos universos (existentes y desaparecidos), con sus planos físicos y supra-físicos.
El campo puede fragmentarse ya que la naturaleza de nuestro universo es holográfica, es decir que cada parte contiene la totalidad. Así hay un registro para el Universo, para una galaxia, un planeta, una supra-consciencia, un campo mórfico, un alma, un árbol…. Y se puede leer de manera individual. Tú tienes tu propio libro, que forma parte de una biblioteca de la humanidad, vinculada al libro de la Tierra, que a su vez está vinculado al libro del sistema solar, y éste al de la galaxia, etc, etc. Esos libros no están escritos por los hombres, de manera que son textos sagrados que no han sido manipulados por ningún interés egoísta. Estar delante de tu libro es estar cerca de la Verdad.
Hasta no hace mucho, esas lecturas estaban restringidas a las personas con dones espirituales, como chamanes, mediums o elitistas castas sacerdotales. Pero eso fue en la Era anterior. Ahora estamos en la Era de Acuario, la comunicación se democratiza, se extiende, se pone al alcance de todos para su crecimiento y expansión. Todos somos almas con dones y capacidades desarrolladas o por desarrollar y podemos acceder a nuestro Libro. Nuestro privilegio en esta Era es tener la posibilidad de acceder al plano de consciencia que contiene la Verdad.