(Publicado por primera vez en el Blog de Creando Tu Futuro CTF) El otro día en una sesión de coaching, la cliente (que quiere adelgazar y para eso se comprometió a asumir una serie de ajustes en su forma de vida) me confiesa que no ha hecho nada de lo que prometió hacer. Quiere adelgazar pero no quiere hacer nada que le haga adelgazar. Parece una contradicción, pero ¿no os suena de algo a todos? Quiero algo pero no quiero hacer nada. Y ¡así vivimos! Al margen de los autosaboteadores internos, y todas esas cosas que nos bloquean y que nos encanta a los coaches para trabajar, hay un tema de responsabilidad. No nos hacemos responsables de nuestra vida.
No somos responsables de toooodo lo que pasa en la vida, pero sí de una gran parte de NUESTRA vida. Somos responsables de nuestras acciones, de nuestras decisiones, de lo que no hacemos o no decidimos también, de lo que decimos, de cómo gestionamos lo que pensamos y sentimos, de lo que hacemos a los demás y a lo que nos rodea y de todas las causas que generamos. Somos responsables de mucho y no lo asumimos. Plantamos tomates y esperamos melones.