(Publicado por primera vez en Mindalia) Somos seres sociales, por nuestra vida han pasado muchas personas. Algunas ya no están, otras llevan poco tiempo, otras mucho… Algunas de las personas que admiramos no viven ya, o no las hemos conocido personalmente. Los libros que leemos puede que ni sean de nuestro siglo. Estamos inmersos en un océano de información e influencias.
Mira a tu alrededor y verás un peso enorme en lo cultural. No piensas ni actúas ni vives igual por haber nacido en tu país y no en otro. Incluso dentro de un país, ciudades diferentes parecen universos paralelos.
La música que escuchaste de joven, quizá por elección o quizá porque sonaba en ese momento, te sigue acompañando hoy.
Pero vamos más allá. Ese océano de interrelaciones infinitas también abarca lo emocional y lo mental. Estás sometido a la influencia de los miedos colectivos, sólo por compartir la supraconsciencia humana. Y con los miedos es muy útil jugar, porque ponen en marcha mecanismos de parálisis en las personas. No todo lo que pensamos y sentimos es nuestro: está heredado, está aprendido, está copiado, está reciclado……