Artículo: En lo que enfocas tu atención, crece.

Si pudieras recordar y catalogar todos los pensamientos que has tenido en un en_lo_enfocas_tu_atencion_crecedía normal, ¿crees que habría una mayoría de pensamientos positivos o negativos? Dicho de otra manera, ¿a qué dedicas tu atención a lo largo del día?

Nos hemos acostumbrado a estar pendientes de lo que nos falta, de lo que no nos gusta, de lo que otros tienen y nosotros no, de lo que no hacemos bien, etc. Y eso está bien si nos sirve para ser mejores, salir de nuestra zona de confort y llegar más lejos. Pero seamos honestos, ¿es lo que hacemos con esos pensamientos?

Vamos un poco más allá: ¿cómo te hace sentir lo que enfoca tu atención? ¿Te impulsa a trabajar? ¿Te hace sentir bien a ti y a lo demás? ¿Sube tu vibración?

Y por último: ¿qué has ganado poniendo tu atención en lo negativo? ¿Qué has perdido?

Si te fijas, esto no sólo lo hacemos con nosotros o nuestra vida. Parece que nuestra mirada está educada para ver los fallos de los demás, para criticar y juzgarlo todo, para quejarse continuamente de lo mal que va el país…. No es posible tener una buena calidad de vida si nuestro enfoque está ahí, porque eso es lo que tendremos: yo le otorgo importancia a algo, entonces ese algo es importante para mi y todos mis recursos estarán dirigidos a ese asunto, y ese asunto genera en mi unas emociones, que alimentan más pensamientos, que otorgan más tiempo y atención a ese asunto, que genera más emociones, etc…. Es un bucle. “No puedo evitarlo” oigo a veces. Bueno, si te has hecho consciente de que tienes un bucle, entonces eres perfectamente capaz de generar otro camino de pensamientos. Es la voluntad la que hace eso. El camino fácil, obviamente, es dejar que la mente haga lo que siempre ha hecho y nos dirija la atención. Pero no echemos las culpas a la mente, la hemos construido nosotros. Por voluntad propia podemos generar otros automatismos diferentes. “Pero es que yo tengo problemas de verdad” oigo también. Bien también, si esa es tu decisión, serán problemas de verdad. Donde uno ve un problema otro ve una situación que resolver, no un problema. Y los dos tendrán razón.

Vamos a partir de la base de que un pensamiento no es la verdad. Punto. Es sólo un pensamiento. Una opinión no es la verdad, es sólo una opinión. Si esto lo aceptamos como punto de partida, vamos a dejar de tenerle tanto respeto a los pensamientos, porque no son tan importantes. Nosotros somos más importantes que ellos, pero parece que les debamos pleitesía.

Imagina que tienes delante una bellota. ¿Qué ves? Unos verán una simple semilla pero otros son capaz de ver “el poderoso roble” (Tojo Thatchenkery). ¿No es un punto de vista maravilloso? Esa mirada apreciativa abre mundos enteros delante suyo. Su decisión fue ver más allá de la forma: ve el potencial, el talento y la verdadera naturaleza de la bellota.

Practicar este tipo de miradas con nosotros o con lo que nos rodea cambia absolutamente la experiencia que tenemos. No estoy diciendo que lo veamos todo con una mirada “happy”, sino invitándote al experimento de no sólo mirar con el patrón habitual. Porque hay otras posibilidades de pensamiento y aunque al final ninguna sea verdad, porque sólo son pensamientos, ¿no resulta divertido la libertad de poder pensar de manera diferente? Haz la prueba: mírate en el espejo. Normalmente somos duros y hasta crueles con nosotros mismos. Ese será el primer pensamiento, porque tu atención está en lo que tú crees que está mal. Mira ese primer pensamiento, observa cómo te hace sentir y déjalo pasar. Y después, con el poder de tu intención, practica una mirada apreciativa, mira más allá de la forma y llega al potencial de la persona que está reflejada en el espejo. Llega a esa luz, observa el pensamiento y la emoción que provoca y también déjalo pasar. ¿Ha habido alguna diferencia? ¿Has aprendido algo? El rostro del espejo era el mismo en los dos casos, ha sido la voluntad de poner la atención en otro lado lo que ha cambiado. Esa es la prueba de que nada es real, sólo fruto de una atención determinada. Si eso es así, podemos tomar la decisión de mirar diferente, de poner nuestra atención en otro foco. Y por Ley Universal, eso nuevo en lo que me enfoco, también va a crecer, no puede no hacerlo.

Imagina a un corredor de largas distancias, lleva unos pocos kilómetros recorridos cuando le viene a la mente este pensamiento: “qué cansado estoy ya”. Si presta atención a ese pensamiento ¿creeréis que terminará la carrera? Imposible, todo su sistema se sintonizará para que sea evidente el cansancio de todas las formas posibles. Pero si decide no hacerle caso y centrarse en su respiración, tendrá más opciones.

Ese es el truco: no puedes tener 2 pensamientos a la vez, ni puedes evitar que un pensamiento surja, tampoco puedes evitar no pensar en lo que estás pensando, pero sí puedes cambiar tu atención para pasar de un pensamiento a otro diferente. Es una decisión: seguir el hilo de pensamientos o hacer un STOP para irte a otro hilo.

Haz el experimento contigo y si algo cambia, si abre nuevas posibilidades, hazlo con todo lo que te rodea y con las personas que crucen tu realidad. Convertir esa mirada en un hábito cambiaría el cauce de nuestros pensamientos, y por lo tanto, de todo lo demás. Creamos nuestra realidad de esa manera, a través del color de las gafas con las que miramos el mundo. Esa es la Ley de Atracción: es una descripción de nuestro Sistema de Atención.

Juega a decidir hoy cambiar el enfoque sobre un tema concreto.

Libérate de la rutina de pensar o mirar solo de una manera.

Cambia la red neuronal que limita tus posibilidades.

Elige tú, no tu hábito.

Sólo con tu intención. Nada más.

*

Nuria Velasco

Coach Transpersonal

www.tulibrodelavida.com

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