(Artículo publicado por primera vez en Mindalia)
Hazte esta pregunta: ¿Cómo sabrás qué hacer si no sabes hacia dónde vas?
El Coaching funciona con metas a las que llegar, eliminando los obstáculos externos e internos que dificultan a la persona alcanzarlas. Pero para saber por qué el Coaching es tan efectivo en esa tarea hay que empezar por lo básico.
¿Qué quieres realmente?
La mayoría de las veces que hagas esta pregunta a personas te dirán que no lo saben, que no saben lo que quieren pero sí lo que no quieren o que lo saben pero saben que no pueden conseguirlo. Fíjate en el lenguaje negativo que usamos para contestar una pregunta. Y todo eso es información, pero no es información útil. Es fundamental que sepas qué quieres para poder volcar todo tu potencial y recursos en conseguirlo. Los “no lo sé” no te sacan de la zona de confort ni te acercan a lo que puedes conseguir. Es más, como dice John Whitmore (uno de los padres del Coaching): “Tendremos a obtener aquello en lo que nos concentramos. Si tememos el fracaso, nos centramos en él y fracaso es precisamente lo que conseguimos.” Es decir, que enfocándote en lo que no quieres, no consigues lo que sí quieres.
En la primera sesión de Coaching no se suele escatimar tiempo en dejar este punto claro porque sabiendo cuál es la meta que quiere alcanzar una persona, tenemos una dirección en la que navegar.
Muchas veces rechazamos pensar que algo es alcanzable porque no sabemos cómo alcanzarlo. ¿Te das cuenta de la trampa? El hecho de que no sepas cómo se hace algo no quita que no debas desearlo. Descubrir la manera de hacerlo es parte de la aventura de ir hacia una meta.
Otras veces negamos el deseo de conseguir algo porque nos da miedo hacerlo. Pero no puedes encontrar coraje en tu vida si no te enfrentas a tu miedo. Es otra trampa: el coraje no sale sólo, es una fuerza impulsora que nace de una situación a la que hay que enfrentarse. Y si no sabes qué quieres, ¿cómo sacar fuerzas que te hagan avanzar?
De nuevo, todo parte de tener un objetivo.
Piensa en un marinero en mitad del océano. Como tiene un destino, sabe qué rumbo tomar. En el camino tendrá tormentas, olas o averías del barco. Unas veces soplará un viento fuerte y tras no habrá viento. En cada situación, el marinero usará sus recursos y conocimiento para ajustar velas y hacer las variaciones necesarias en la ruta. Pero tiene claro hacia dónde va. Sin destino, somos como un corcho en el mar, llevados a merced de las marea. No tenemos ningún poder sobre las circunstancias, porque nos dejamos llevar a la deriva.
La vida decidirá por nosotros si no tratamos de ir hacia un sitio concreto.
Se activan muchas fuerzas y recursos poderosos cuando decimos “Yo quiero….”, “Yo voy a hacer….”, “Yo voy a conseguir….”. La motivación de cómo nos cambiará la vida cuando lo consigamos es el viento de nuestras velas. Y el viaje será sencillo o complicado. No lo sabremos hasta que no nos pongamos a ello. Pero sabiendo hacia dónde ir, podemos ponernos a andar.
Un consejo más: une tu corazón al objetivo, porque es el que te dará alas. Las decisiones se toman desde la emoción. Uniendo ambas fuerzas, todo tu ser estará alineado y ahí te harás fuerte.
Una vez que hayas buscado dentro de ti el objetivo que realmente quieres, aunque no sepas cómo conseguirlo, siente la alegría que te da pensar en cuando lo hayas conseguido y haz que ese sentimiento sea el que genere compromiso en ti. Comprométete contigo mismo, busca los recursos que ya tienes y úsalos con fuerza. Rétate a ti mismo a conseguir resultados extraordinarios.
Atrévete a poner tu foco de atención en lo que sí quieres.
Pregúntate qué cosas todavía no has alcanzado en tu vida.
Arriésgate a que tu Ser te diga hacia dónde quiere ir.
Recuerda que “cuando tú quieres una cosa, todo el Universo conspira para que realices tu deseo”.
Nuria Velasco
Coach Transpersonal
¡Mi primer artículo publicado en Mindalia!
Es un honor y una alegría inmensas colaborar con una red mundial de nueva conciencia.
https://www.mindalia.com/noticias/la-importancia-de-tener-objetivos-en-la-vida/