(Publicado por primera vez en Mindalia) La mayoría de las veces no tomamos decisiones, sino que establecemos una lista de deseos. Nos volvemos tan imprecisos con lo que queremos y con lo que estamos dispuestos a hacer para conseguirlo, que sólo afirmamos preferencias, en vez de tomar decisiones. Hemos perdido la costumbre de tener el control de nuestras vidas. Cuando me encuentro con gente que quiere dejar de fumar, pero sigue fumando, es que no ha decidido dejarlo. Y lo peor es que no lo saben….
Las decisiones son motores internos, con una energía tan increíble que nos pueden cambiar la vida. Cuando se toma de verdad una decisión, hay un click interno que hace que ya no puedas seguir haciendo ciertas cosas y tengas que hacer cosas nuevas. Si tomas la decisión de ponerte en forma, ya no puedes NO hacer ejercicio. Las decisiones son compromisos, pactos con nosotros mismos. Decidir algo significa comprometerse en alcanzar un resultado. Cuando decidimos realmente algo, apartamos fácilmente las excusas. Aunque requiera un esfuerzo, hacemos lo que tenemos que hacer. Las decisiones nos cambian el estado interno, nos aclaran la cabeza y nos empoderan porque cada decisión nueva que tomamos nos lleva a acciones nuevas. Son las acciones las que sostienen las decisiones. Nos hacemos cargo de nuestra vida si nos hacemos cargo de nuestras acciones, que son fruto de nuestras decisiones y no de las decisiones de otros.
El momento para empezar a hacer algo que te transforme en la persona que quieres ser, es ahora. No mañana, no el lunes, no el día 1, no en Enero…. Es AHORA. Cuando tomes una decisión, en ese instante, haz algo concreto que te demuestre que realmente la has tomado. No dejes ese lugar sin haber hecho algo o puede que los automatismos vuelvan a coger el control.
Tus acciones presentes, ¿qué decisión están sosteniendo? ¿Dónde estarás en 1 año con esas acciones? ¿Te llevan hacia dónde quieres ir? ¿Qué acciones tendrías que tomar para avanzar en la dirección que quieres ir? ¿Qué nuevas decisiones implican esas nuevas acciones?
No importa que no sepas cuál es el camino a seguir. Si es una decisión que te coloca en una zona de aprendizaje nueva, lo más probable es que no sepas cómo será ese camino. No importa. Busca un grupo de poder que lo sepa, busca un coach, un mentor o cualquier otro tipo de ayuda, si la necesitas. Cuando uno se compromete a que algo pase, el camino se revela por sí mismo. Que el no saber cómo, no te limite lo que decides.
Observa tu lenguaje: cambia el “tengo que” por el “voy a”. Y el “intentar” por el “probar”. Tomar mejores decisiones viene de tomar muchas decisiones. Equivocarte no debe frenarte: decide ser flexible contigo mismo, decide no castigarte ni culparte, pero sí responsabilizarte, decide aprender de tus errores, decide convertir los errores en experiencia y ésta en sabiduría, decide que tomarás la mejor decisión que puedas con la información que tienes en ese momento y decide seguir tomando más decisiones para que cada vez sean mejores.
¿Qué decisión quieres tomar y no puedes?
¿Será hoy el día en el que finalmente, de una vez por todas, tomes esa decisión?
Nuria Velasco
Coaching, PNL y Registros Akáshicos
www.tulibrodelavida.com